El 76 sin música

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Lo veo a lo lejos, estiro mi brazo, lo paro y soy el único de la parada en subirme. Me choca bastante que algo que acostumbraba a ver de azul, ahora sea rojo. Pero no doy bola, paso mi tarjeta sobre la máquina hasta que haga bip, para que acto seguido escupa mi boleto y pueda seguir avanzando a buscar un asiento.
Al ser un bondi que poca gente se toma, la oferta es demasiada; pero ningún asiento es cómodo. Porque en realidad ningún trono es cómodo si tenes que aplastar el culo durante una hora y algo en la misma posición.
Me siento en uno cualquiera, no muy adelante para no tener que cederle el asiento a ninguna vieja o embarazada (que son el bicho más molesto del stm) y no muy atrás porque en realidad me gusta bajar por la puerta de adelante solo para llevarle la contra al mundo.
Saco mis auriculares y los pongo en posición, respetando el left y el right; para luego tantearme el teléfono que estaba en el bolsillo derecho del pantalón; lo saco y me encuentro con la peor noticia del día, había gastado la poca batería que tenía en apagar todos los televisores que existían en el shopping. No me pregunten por qué lo hice, pero lo disfruté

Me ha pasado muchas veces, eso de hacer algo por primera vez sin saber porqué, pero luego tener motivos para repetirlo. Es como el modus operandi de la curiosidad y supongo que por eso mató al gato. 

La cosa es que no tenía batería, no me quedó otra que posar la cabeza de refilón sobre el vidrio, haciéndole pucherito a la vida y tratar de divertirme con lo poco de Montevideo que se podía vislumbrar entre la mugre de las ventanas. Fue ese el momento donde descubrí la magia del silencio y pude reencontrarme conmigo.
Con la cabeza maquineando al ritmo de la vibración de las ventanas, levanto la mirada y veo en una misma esquina tres marcas tratándome de vender el mismo tipo de chocolate, a la vez.
Y no puedo entender como es que habiendo tantos productos y tantas cosas por inventar, la gente se esfuerza en competir solo por el placer de ser el mejor. 
Milka, Cadbury y Cofler, déjenme decirles algo: el chocolate aireado es la mejor manera de vender aire que existe. Pero ustedes hacen chocolate
¿Qué tan satisfactorio puede ser masturbar al ego? ¿Por qué todos corremos tras el mismo título en diferente podio? 
El bondi sigue su curso y en esa vuelta rara que da para agarrar Garibaldi, veo una pareja riéndose entre medio de todas esas calles que parece como si se chocaran entre ellas aplastándose y mezclándose, entonces pienso: "Montevideo es una ciudad muy fría para pasarla solo". Lo que automáticamente me lleva a pensar en ella, y con su pensamiento, al toque esbozo una sonrisa, me da un cosquilleo leve en la panza y bajo la mirada para que nadie me vea y crea que estoy loco por todos los movimientos faciales que acabo de hacer. Me gusta, es mi canción favorita y quiero bailarla todo el día; pero a veces, verla un rato me hace extrañarla más incluso de lo que la extrañaba antes de verla. Me desayuné de que estoy hasta las tetas y eso me asustó un poco; porque si algo me sale mal es incluso peor que subirse a un bondi lleno de viejas embarazadas que te roban el asiento y las ganas de sentarte.

No dije nada relevante en esta entrada, solo relaté mi viaje y espero hayas viajado conmigo.