Utopía del sueño

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Hoy nos hemos perdido de nuevo, abrimos los ojos y estamos solos, miramos alrededor tratando de reconocer algo pero ya nada es igual. Empieza a llover y el aroma de la lluvia nos incita a correr, el viento helado nos trata de detener pero  el pánico es suficiente para no ceder.
Las luces de los postes hoy decidieron no alumbrarnos y miramos delante nuestro un camino interminable. Algunas personas se detienen a observarnos pero sus miradas no nos sirven de faros y estamos solos, lo sabes, camina, más rápido, más rápido, corre, más rápido, más rápido, rompe tu récord, vamos, vuela, no dejes de hacerlo, las piernas nos duelen, el aire ya no es suficiente.
No sabemos dónde estamos, hay  un pasto húmedo y aún nos persigue el viento helado, seguro en alguna época este era un prado pero ni siquiera él podría detenernos. Corremos o mejor  dicho, volamos,  sé que estamos cerca, muy cerca, ya vemos la playa, hoy hay luna llena y el mar pide un bocado, ahora solo piso la arena y no está dispuesta a dejárnoslo fácil. ¿Ya no podemos? ¿Nuestras piernas nos fallaron? Aún hay tiempo, aún podemos,  la arena ya  agujereó  nuestro pantalón, pero recuerda, ya no importan las heridas ni el dolor, sigamos, duele, la arena se incrusta en nuestra carne, vamos, un poco más, mira que estamos dejando nuestro rastro de sangre. Una ola nos recibe y el agua no nos miente, está  tan frío como nuestro recipiente, sí, ese que metiste en el refrigedor de los débiles, lo congelaste con tus mentiras para quebrarlo más fácilmente que mis ilusiones. ¡Oh, joder! Sí que fuimos perseverantes, mira que por ti dejamos hasta los colgantes, vamos, ya estamos cerca, el agua nos ayuda sin pedir nada a cambio, sus lágrimas nos queman, la sal nos enseña, las heridas nos arden, no tanto la de las piernas, sino la de la cabeza. ¿Cómo fue que rompiste con tanta facilidad mi orgullo?  Te metiste hasta en mis neuronas,  que hoy se esconden en la arena  cual “muy muys”, esos mismos que contamos juntos. Mi envase no quiere dejarme, nos iremos juntos entonces pero antes tengo que despedirme, no de ti, de mi acompañante. Vamos alma mía  quiero estar vacía, hasta aquí llegamos hoy, solo déjame acariciarte, por última vez muéstrame lo que fuimos antes, no teníamos mucho pero éramos gigantes, puedo recordar aún a esa niña queriendo ser cada día mejor que antes, dime, ¿dónde la perdimos?
Cada vez todo está más borroso, mis ojos me vencen pero no de sueño sino de agotamiento, caigo de nuevo en este tormento ¡RING! ¡RING!  Aún no es el momento.