Mío

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MÍO:
Lo era todo:
 dolor, locura, ambición, lujuria, caricias, pasión, amor, vida.
A veces gustaba vestir de luz, otras caminaba acompañado por su propia oscuridad.
Sobre sus hombros el peso de su humanidad perdida, y en sus labios, la dulce amargura de aquellas palabras que nunca supo como decir.
Niño perdido en el cuerpo de un hombre.
Silueta de hombre bueno, espejismo.
Fuego, carbón y sus ojos negros: benevolencia.
Alas Rotas…
Maldito el día en que besé su alma y desnudé sus heridas.
Maldito ese efímero momento en el que me convencí a mí misma de que tal vez podíamos existir.
Pero un depredador no crea lazos con su presa.
Sin importar, corrí… a ti
Hice de tus brazos mi escondite en este universo,
limpié las líneas que el tiempo, como calladas historias, dibujó en tu cuerpo.
Y entonces me vi; reflejo de mí, en algún lugar de tu rostro.
Pude ver cómo emergían mis pequeñas partículas a enredarse en ti.
Todo lo que soy, cuerpo mente y alma, soy porque sos.
Dime ahora, cariño: ¿Qué hago yo con los silencios?
Éramos risas, ¿recuerdas? Y algún que otro lloriqueo
Pero, ¿y ahora? ¿A dónde nos iremos? Cariño,
¿acaso estamos destinados a vagar por el destino?
Extraño amor del secuestrado al secuestrador.
Es enfermizo, dicen, que me agrade tanto este dolor.
Maldito ese efímero momento en el que me convencí de que tal vez, podíamos existir.
¿Por qué  un depredador no crea lazos con su presa?
No te vayas, aférrate al puñal que me has dejado.
¿Qué tengo si no son tus besos?, ya nada queda.
Él lo era todo.
Todo, menos mío.