Impunidades

// //
Te miraba fijamente mientras las gotas caían en mi cuerpo, poco a poco me iba congelando más, necesitaba bajar de temperatura, no solo porque me interesaba estar igual que vos, sino porque cada vez, lograba que me excitara más tu mirada.
Cada segundo que miraba tu contenedor duro y rígido, mi cuerpo pedía tenerte, sentir tus labios secos, tocar tus manos distantes y entrar en vos.
Solo dos cosas me daban la libertad de negarme a mis placeres, primero, que se encontraban veinte individuos alrededor de nosotros y segundo, que uno de ellos era un juez de paz.