¿Aceptas?

// //
3:05 am, una noche calurosa y los hielos rebosan en un vaso medio vacío de ginebra, un trago que mi paladar degusta y saborea. Trago que me trae remembranzas, me encuentro solo entre cuatro paredes mientras la luz tenue choca contra el piso formando penumbras. Noche de sentimientos encontrados contra el papel, un libro abierto en la página 302 da un título que dice: "El amor es como el tango". Me quedo pensando en esa frase silenciosamente. ¿Qué tiene de cierto esa frase en verdad?, mi sinapsis colapsa de a ratos y el letargo me abraza, me encuentro ebrio. Pero aun en estado de ebriedad, destaco que el amor es como el tango, es de a dos y tiene sus pasos, tiene sus tiempos, para bailar el tango tienes que hacerlo a la par, juntos. 'Juntos, de eso se trata el amor', pensé. Pensar, qué díficil pensar a esta hora. Hora, las horas vacías pasan acompañadas del minutero.
Minutero, que resuena junto al segundero y ese sonido se incrusta en mi nuca como los tacos de la vecina los domingos de resaca cuando ella va a misa, qué sonido aturdidor que me hace olvidarme de la idea inicial y ya ni recuerdo de qué escribía cuando comencé, quizás esto ya le ha sucedido a muchos. Y como dice el dicho: el borracho dice la verdad. Y mi verdad se refleja en esa frase del tango. Hay que bailar con un son adecuado, sin pisarnos y lastimarnos, aunque es pertinente fallar para dar un buen espectáculo final. Quizás sea eso, practicar con nuestra pareja y aprender, aprender para lograr la sincronía, esa sincronía entre los dos y el entorno. Cuando esto sucede, qué gran show, qué gran satisfacción, ¡qué placer loco! Qué placer....

Y ahora,  ¿aceptas bailar conmigo?

 


                            Lucas Duarte