En lo más profundo de la laguna, se esconde tu reflejo, no el que creaste por complejo, sino el que se te concedió como espejo.
A veces lo extrañas porque te mostraba lo que eras, a veces lo odias porque les mostraba a los demás lo que no querías ser.
Llorabas al pie de ese hoyo, tanto tiempo por tus embrollos, hasta que un día decidiste dejar ese rollo y crear algo que no eras, lo hiciste casi igual que el resto; así de ordinario, así de perfecto y les sonreíste a todos creyendo que era lo correcto.
Creíste haber alcanzado lo deseado todo este tiempo, pero al cabo de un momento, te sentiste sólo como un monumento.
Entonces corriste a recuperar tu verdadera esencia y reflejo, mas te diste cuenta que ya no tenías derecho a ser imperfecto. Te tiraste al suelo y lloraste, aun más que cuando te gritaban 'pendejo'.