Entró al foro y de inmediato ubicó a su
compañera, sentada frente al gran escritorio de forma curva. Revisaba las hojas
con las noticias y apuntes que debía hacer llegar a los televidentes.
Se sentó a su lado mientras tomaba sus
hojas.
—Buenos tardes, Angie. ¿Cómo
estás hoy?
—Buenas tardes. Algo cansada,
pero es lo que hay.
El reportero carraspeó, sonriendo de lado, y
centró su atención en una noticia específica. Una que esperaba ver escrita en
esa hoja y que, además, se moría por contar en televisión nacional.
Uno de los camarógrafos indicó: “al aire en
5… 4…”
“Llegó la hora, cabrón afortunado”, pensó.
3…2…1… e hizo una seña a los reporteros.
—Muy buenas tardes,
televidentes, y bienvenidos al noticiero de las 6 por Todo Noticias; su canal
de confianza donde se enterará de lo que está pasando en la Argentina y el
mundo. Me acompaña la reportera Angelina Gómez, ¿cómo estás hoy, Angie?
—Excelente, Alejandro, y muy
buenas tardes. Comenzamos con Nacionales: el presidente de la República, Mauricio
Macri, se reunirá…
“Su voz es una melodía. Su melena, sus
expresiones al hablar, la forma como mueve las manos”. Se sentía absorto cuando
la miraba, eran esos momentos de ciega culpa los que le recordaban quién era.
Ella volteó, y entonces se recompuso. Miró a
las cámaras y comenzó a hablar.
—Y… en otras noticias: un
joven de 23 años, identificado como Nahuel Ruarte, fue hallado muerto a las
afueras de la Escuela Industrial N°1 General Enrique Mosconi, ubicada en la
ciudad Caleta Olivia de la provincia de Santa Cruz. El cuerpo del joven se
encontró sin pertenencias y con dos heridas de bala en las rodillas, además de
múltiples apuñaladas en el abdomen y espalda. Las autoridades caletenses
indican que fue un homicidio en primer grado, mientras que las autoridades
escolares no han podido dar mucha información al respecto…
Al finalizar la rueda, todos en el estudio
felicitaron a los reporteros. Entre apretones de manos y palmadas en la
espalda, Alejandro solo pudo bajar la cabeza, fingiendo ser modesto. Acarició
el hombro de Angelina, le dedicó una sonrisa y se dirigió al baño que estaba en
el pasillo. Ya fuera de vista, hizo una llamada.
—¿Sí? Yuye, amigo; ¿viste las
noticias? Quería darte las gracias de nuevo, hiciste un buen trabajo con ese chico.
Sí, sí… me quité un peso de encima al fin. No, descuida, hablé con las
autoridades y moví unos hilos. Sí… sí, dale, suerte en las Bahamas. Chao.
— El misántropo autor.